¿ El Ayuntamiento de València me va a privar la luz natural que nos ha permitido a mi y a mi familia trabajar con la perfección y precisión necesaria, me van a expropiar el sol que hace crecer las plantas de mi pequeño patio ? cuánto dinero vale el
sol que ilumina mi taller y calienta mi vivienda en los inviernos, qué valor
tiene para el ayuntamiento, se puede
cuantificar dicha pérdida, Puede un ayuntamiento privarme del sol y la luz y
expulsarme del taller y la vivienda que tanto sudor y sacrificios costó a mis padres y mis
abuelos durante cuatro generaciones y condenarme a vivir y trabajar el resto de mis días en no se sabe
dónde, seguramente piensan que es un privilegio el cual no merezco, si es así estoy dispuesto a pagar un impuesto especial por usar el sol pero por favor no me lo expropien, lo necesito para mi trabajo. Es posible que pueda pasar esto en Europa y en pleno siglo XXI....., pues si lamentablemente ya ha
pasado en esta ciudad: Velluters, La Punta, Cabanyal, ampliación IVAM etc. confiemos que realmente pertenece al pasado, ¿se va a olvidar de nuevo que detrás de los planos, los ladrillos y los proyectos urbanísticos hay seres humanos? .
De acuerdo a la definición de la ONU, barrio marginal es aquel que carece de una o más de las siguientes condiciones: acceso a agua potable, a sanidad, a espacio habitable suficiente, a una vivienda levantada con material sólido y el derecho de usufructo. Este último derecho es el que desde hace 25 años me ha sido usurpado por el Ayuntamiento de València al dejar mi taller vivienda como fuera de ordenación.
De acuerdo a la definición de la ONU, barrio marginal es aquel que carece de una o más de las siguientes condiciones: acceso a agua potable, a sanidad, a espacio habitable suficiente, a una vivienda levantada con material sólido y el derecho de usufructo. Este último derecho es el que desde hace 25 años me ha sido usurpado por el Ayuntamiento de València al dejar mi taller vivienda como fuera de ordenación.
Antes incluso que se construyera la muralla musulmana, en el mismo entorno donde se encuentra este taller se fueron formando varios asentamientos artesanales y agrícolas fuera de la muralla romana, con el fin de obtener agua del cauce del antiguo brazo secundario del río Turia que discurría por la actual calle Baja . Los musulmanes ocuparon la ciudad de València en el año 714 y hasta el año 1021, 300 años más tarde, no se construye la muralla musulmana por orden de Ab al Aziz gobernador de la entonces taifa independiente de Balansiya, no existen indicios arqueológicos de ninguna muralla anterior (a excepción de la muralla visigoda) precisamente para integrar los numerosos arrabales que se habían formado durante esos trescientos años a extramuros de la muralla romana, donde según se afirma en crónicas de la época existían tantos habitantes a extramuros como en la propia ciudad ( los historiadores especializados han identificado numerosos restos de blanquerías , adoberías, caldererías , molinos, alfarerías, zocos, mezquitas etc.
Toda esta zona de Valencia que abarca
Blanquerías, Roteros, Sogueros,
Adoberias. El Tossal, La Boatella, El Mercat, Velluters Etc, no
ha dejado de tener un uso artesanal a lo largo de la historia hasta los años 1970 del siglo XX , este taller
es heredero de los cientos de talleres medievales que se instalaron en el
Carmen y Velluters aprovechando las
aguas de la acequia de Rovella, y permanece en el mismo como uno de los escasos
vestigios de lo que debería calificarse como zona de interés artesanal: Z.I.A.
El Proyecto del PEPRI del Barrio del Carmen en el entorno de la muralla
musulmana fue realizado por los
arquitectos Fernando Gaja y A. Ferrer y
aprobado en el año 1993 ( hace 25 años)
La modificación del PEPRI de la
muralla musulmana fue redactado por la oficina RIVA y como director del equipo redactor el urbanista Juan Pecourt, dicha modificación fue aprobada en 2006 siendo
director general de arquitectura Fernando Mut y Cesar Jimenez gerente del RIVA , tiene entre otros, el objetivo de revitalizar
la zona con talleres artesanos en su ámbito de influencia como actividad
tradicional que dio origen al barrio del Carmen, en dicho proyecto la manzana
donde se encuentra este taller (U.A. nº 8) consta como " área
de actividad artesanal " La
mejor forma que encontraron los
redactores del proyecto para alcanzar ese objetivo es derribando el único
taller artesano tradicional que queda en esa "área de actividad artesanal".
Este taller además de estar en activo,
está rehabilitado recientemente y es sede de una asociación Cultural "Labor
Art" creada en 1982 y participa de
forma activa en todos los eventos de
carácter cultural y artístico que se realizan en Ciutat Vella tales como
Intramurs y Ciutat Vella Oberta y promueve actividades didácticas,
exposiciones. talleres y prácticas de estudiantes del Máster de Patrimonio de
la U.V, así como visitas guiadas al mismo para dar a conocer la cultura
artesanal del barrio del Carmen, se trata pues de una dotación cultural de
carácter privado que no le cuesta un euro al Ayuntamiento, convirtiéndose en el único espacio privado no
institucional que cuenta con una programación de visitas guiadas, exposiciones,
talleres etc, pese a no tener muralla en su interior, lo
que no ocurre con muchos edificios
privados del entorno que disponen en su
interior de lienzo e incluso torreones de la misma muralla y su uso y régimen
de visitas no se encuentra regulado por la ley de Patrimonio Cultural
Valenciano como establece en su normativa para cualquier B.I.C
Es absurdo cuestionar que una
actividad milenaria como la artesanía con tanta tradición y prestigio y que
durante siglos y siglos ha permanecido en el mismo lugar junto a la muralla
musulmana tenga que destruirse, mientras tanto se autorizan por la dirección
general de patrimonio las más variadas y variopintas actividades a lo largo de
esa misma muralla: hornos, varios bares de copas, pizzerías, cafeterías,
restaurantes , hoteles, clínicas de tatuajes, peluquerías, papelerías, locales de eventos con discoteca incluida, centros
culturales, mercados de artesanía, casales falleros, todo tipo de comercios,
almacenes y un largo etc de las más variadas actividades, locales todos ellos con importantes restos en su interior, a lo
largo de los 2600 metros que llegó a medir el diámetro de la muralla.
Nos preguntamos por qué extraña razón no puede conservarse un taller artesano tradicional que ha permanecido durante tres siglos en el barrio del Carmen, mucho más tiempo que cualquiera de las actividades antes descritas, y que tiene el triste "privilegio" de ser el único edificio que el ayuntamiento quiere derribar en toda València por causa de la muralla. Es probable que seamos los parientes pobres de la muralla, o quizás mis ancestros pertenecieron a una etnia vulnerable que ha venido sufriendo expolio sistemáticamente a lo largo de los siglos.
Nos preguntamos por qué extraña razón no puede conservarse un taller artesano tradicional que ha permanecido durante tres siglos en el barrio del Carmen, mucho más tiempo que cualquiera de las actividades antes descritas, y que tiene el triste "privilegio" de ser el único edificio que el ayuntamiento quiere derribar en toda València por causa de la muralla. Es probable que seamos los parientes pobres de la muralla, o quizás mis ancestros pertenecieron a una etnia vulnerable que ha venido sufriendo expolio sistemáticamente a lo largo de los siglos.
Esta casa-taller sobrevivió en el pasado a un bombardeo durante el golpe de estado de
1936, a la riada de 1957 y continúa habitado y en funcionamiento en la
actualidad. De llevarse a cabo dicho proyecto
lo que acabará finalmente con
este taller no será una guerra, tampoco un desastre natural, tampoco el P.E.P.R.I
del barrio del Carmen en el entorno de la muralla musulmana, redactado por el
RIVA como órgano ejecutor sino el Plan Especial de Protección de Ciutat Vella elaborado por el Ayuntamiento de València, a sabiendas que en la mayoría de países, talleres de
estas características se rehabilitan y conservan como exponente del patrimonio
cultural autóctono, para que se pueda documentar un prolongado periodo de la historia, que
comienza con la misma civilización y precede a la revolución industrial, donde
todos los objetos artísticos y de uso eran realizados exclusivamente por artesanos.
Este taller es un edificio modesto
construido en varias etapas ( entre finales del siglo XVIII y principios del
XX) y está construido para albergar un obrador ( vivienda, tienda y taller) de
artesanos pues su uso no ha cambiado a lo largo de los años, por lo que puede considerarse
un hábitat que cumple las funciones para lo que fue construido, y que aunque
muy humilde es el único que queda en uso en toda Valencia, lo que no impide que
obras realizadas en este taller se encuentren expuestas en algunos museos.
En la etapa preindustrial que precede
a la revolución industrial estos obradores deben adaptar su tipologia a la
utilización de maquinaria que aunque muy rudimentaria produce ruidos y vibraciones
( industria artesana) lo que exige que los procesos más ruidosos ( Forja, motores, sistemas de transmisión
etc) se realicen en la zona del obrador
donde no existen viviendas sobre el taller y separado de las mismas lo
suficiente para evitar molestias al vecindario. por lo que este taller no
podría instalarse en un bajo de una finca con viviendas.
La utilización de hornos cerámicos
exige una instalación de gas propano que debe estar en un patio abierto por
pequeño que sea, y que además respete unas distancias establecidas con otros
edificios colindantes como medida de seguridad según la normativa para este
tipo de instalaciones, las temperaturas de 1340º que se usa para cocer la
cerámica hacen inviable el uso de gas natural canalizado.
El local debe disponer de un patio al
aire libre o una terraza de fácil acceso como es el caso de este taller. La
terraza permite utilizar la energía del sol para secar los moldes de escayola, para secar
las piezas cerámicas húmedas antes de su cocción, también proporciona
iluminación natural durante el día para el trabajo del taller así como calefacción
natural cuando la cubierta es caldeada por el sol. La zona de la vivienda que
corresponde a la cocina, comedor, cuarto de baño, terraza etc se
sitúa entre el taller y los dormitorios , salón
y despacho para que queden separados con el fin que la actividad del taller
no moleste al resto de personas que viven en la finca. Gracias a esta
disposición de los distintos usos del taller, no hemos recibido en todos los
años que llevamos en funcionamiento la más mínima queja de los vecinos más
próximos.
Si el espacio donde se sitúa la
cocina, comedor, baño y terraza se expropia y se elimina, sería muy complicado
instalarlos en lo que queda de planta baja. ya que al no disponer de ventanas
laterales la ventilación al exterior de las distintas dependencias no sería
posible De hecho según la legislación
actual sobre vivienda no obtendría la cédula de habitabilidad. Tampoco sería
posible realizar labores domésticas tan cotidianas como tender la ropa en la
terraza. Teniendo en cuenta que es la única vivienda que tengo, (no tengo chalet, ni apartamento, ni ninguna otra propiedad ) me encontraría en un serio problema.
Tanto la vivienda como la tienda y el
taller se encuentran en un solo local lo que permite funcionar con una sola alta
de agua un solo recibo de luz, y de gas, un solo recibo de gastos de
comunidad y un solo recibo de IBI. Si la
vivienda y el taller estuvieran en locales separados se incrementarían estos
gastos fijos de dos altas de luz, dos altas de agua, dos recibos de comunidad,
dos impuestos municipales etc, lo que supondría un incremento de gastos fijos del
doble de lo que pago actualmente, que me impedirían asumir dicho gasto, a no
ser que montara un negocio más lucrativo. Y lo más lamentable es que de llevarse a cabo semejante despropósito, el taller al trasladarse a otro sitio se convertiría en un falso taller histórico, en una especie de "Terra Mítica" de la artesanía.
En este taller se conserva maquinaria muy antigua integrada en los muros y que es de muy difícil traslado, precisaría de personal especializado en este tipo de máquinas, dudo que todavía quede algún mecánico capaz de montar y desmontar dichas máquinas, y si existe sospecho que sería muy caro. A su vez existe un sistema de transmisión por poleas de madera para mover las maquinas, que aprovechaba la energía hidráulica del agua de la acequia de Rovella que pasa por el subsuelo de este taller ( brazo Nª 3), o de Serrans es la única instalación de estas características que existe en Valencia y debería estar protegida, ya que la acequia de Rovella tanto como las instalaciones hidráulicas o artefactos vinculadas a la misma están protegidos según consta en el expediente de Bien de Relevancia Local incoado por la Generalitat Valenciana (5 de Marzo 2013). Pese a todas estas consideraciones el taller se encuentra "fuera de ordenación" en el vigente PEPRI de la muralla aprobado en 2006.
Algunos técnicos: urbanistas, arquitectos, arqueólogos, etc que trabajan para la administración tratan de salvar su responsabilidad en el derribo del taller proponiendo un traslado imposible, o simplemente es que no se han parado a pensar en las condiciones reales que debe reunir un taller como este. Otro argumento "técnico" es que hay que crear espacios dignos junto a los restos de la muralla a costa de lo que sea, hay algo más digno que conservar el único taller tradicional que queda en el entorno. Es un espacio digno crear una plaza interior cerrada, totalmente artificial mediante sventramiento, un controvertido método urbanístico utilizado el siglo pasado, pero muy desprestigiado por el urbanismo actual.
para más información consultar el blog.: valenciarte.blogspot.com
En este taller se conserva maquinaria muy antigua integrada en los muros y que es de muy difícil traslado, precisaría de personal especializado en este tipo de máquinas, dudo que todavía quede algún mecánico capaz de montar y desmontar dichas máquinas, y si existe sospecho que sería muy caro. A su vez existe un sistema de transmisión por poleas de madera para mover las maquinas, que aprovechaba la energía hidráulica del agua de la acequia de Rovella que pasa por el subsuelo de este taller ( brazo Nª 3), o de Serrans es la única instalación de estas características que existe en Valencia y debería estar protegida, ya que la acequia de Rovella tanto como las instalaciones hidráulicas o artefactos vinculadas a la misma están protegidos según consta en el expediente de Bien de Relevancia Local incoado por la Generalitat Valenciana (5 de Marzo 2013). Pese a todas estas consideraciones el taller se encuentra "fuera de ordenación" en el vigente PEPRI de la muralla aprobado en 2006.
Algunos técnicos: urbanistas, arquitectos, arqueólogos, etc que trabajan para la administración tratan de salvar su responsabilidad en el derribo del taller proponiendo un traslado imposible, o simplemente es que no se han parado a pensar en las condiciones reales que debe reunir un taller como este. Otro argumento "técnico" es que hay que crear espacios dignos junto a los restos de la muralla a costa de lo que sea, hay algo más digno que conservar el único taller tradicional que queda en el entorno. Es un espacio digno crear una plaza interior cerrada, totalmente artificial mediante sventramiento, un controvertido método urbanístico utilizado el siglo pasado, pero muy desprestigiado por el urbanismo actual.
para más información consultar el blog.: valenciarte.blogspot.com
Urbanismo,
expropiaciones y expolio
Terra Critica
Manuel
Pérez Montiel *
Publicado el 30-9-2007 a "Levante - EMV".
"Pues al que tiene se le dará, y al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado" Evangelio de San Marcos. 4, 25.
El verano permite conectar con
gente diversa, amigos a los que hace años no ves y que te dan noticias de
hechos aparentemente extraños, aunque sólo sea porque no tienes ocasión
de conocerlos detalladamente.
Uno de estos sucesos es la historia que me cuenta un amigo a propósito de la expropiación de las viviendas de la calle San Pedro, en el Cabanyal. Me comenta que las viviendas a expropiar han sido valoradas por la entidad expropiadora en torno a los 50.000 €. De entrada le digo si me está tomando el pelo: ni en Valencia ni en España se puede comprar una vivienda por menos de 100.000/150.000 €. Me dice muy serio que es verdad y me pregunta mi opinión sobre esa valoración.
Mi amigo sabe de mis actividades académicas y profesionales en el campo de los estudios de valoración inmobiliaria y parece confiar en mis conocimientos en este campo.
Uno de estos sucesos es la historia que me cuenta un amigo a propósito de la expropiación de las viviendas de la calle San Pedro, en el Cabanyal. Me comenta que las viviendas a expropiar han sido valoradas por la entidad expropiadora en torno a los 50.000 €. De entrada le digo si me está tomando el pelo: ni en Valencia ni en España se puede comprar una vivienda por menos de 100.000/150.000 €. Me dice muy serio que es verdad y me pregunta mi opinión sobre esa valoración.
Mi amigo sabe de mis actividades académicas y profesionales en el campo de los estudios de valoración inmobiliaria y parece confiar en mis conocimientos en este campo.
La conversación deriva de la valoración concreta de esas viviendas hacia cuestiones generales de urbanismo, expropiaciones y, según me dice, hacia el expolio –que no expropiación, puntualiza- que supone la forma en que las administraciones públicas, en ocasiones, se apropian de propiedades inmuebles privadas.
La conversación termina con una reflexión pesimista de mi amigo: ante las arbitrariedades de las administraciones poco se puede hacer. Como colofón me recita el versículo del evangelio de San Marcos que transcribo al comienzo de este artículo.
Pasados unos días, vuelvo a pensar sobre esta conversación. Lo que sigue son unas reflexiones sobre urbanismo, expropiaciones y expolio. Una cuestión que me sorprende es el bajo valor que las administraciones asignan, en general, a los bienes inmuebles que van a expropiar. Valores que no tienen nada que ver con los del mercado. Por ejemplo, mi amigo me facilitó algunas valoraciones de la calle San Pedro que son completamente inverosímiles: a 8 viviendas entre 50 y 117 m2, se les asigna un valor de expropiación entre 20.205,95 € (es decir, poco más de veinte mil euros) y 49.878,90 € (ha leído usted bien, cuarenta y nueve mil ochocientos setenta y ocho euros con 90 céntimos para una vivienda de 117 m2).
Hay un desequilibrio entre la
posición de la Administración expropiadora y la del expropiado. La
Administración se apoya en la legislación vigente y puede aplicarla apurándola al
máximo a su favor, en la presunción difusa de que si se expropia un inmueble
es para satisfacer una necesidad colectiva –eso que llaman el bien
común- y que, por lo tanto, poner trabas a una expropiación es ser un mal
ciudadano.
El ciudadano que va a ser expropiado se encuentra inerme: no conoce la legislación –sus derechos,en definitiva-, no sabe a quién acudir y, lo que es más grave, se ve presionado por unos plazos perentorios expresados en un lenguaje medieval que no entiende. En otras palabras, se encuentra inerme, sin saber qué hacer y con la amenaza de que en un plazo breve se queda en la calle. Se siente EXPOLIADO.
El ciudadano que va a ser expropiado se encuentra inerme: no conoce la legislación –sus derechos,en definitiva-, no sabe a quién acudir y, lo que es más grave, se ve presionado por unos plazos perentorios expresados en un lenguaje medieval que no entiende. En otras palabras, se encuentra inerme, sin saber qué hacer y con la amenaza de que en un plazo breve se queda en la calle. Se siente EXPOLIADO.
Uno puede pensar que, en el caso que nos ocupa, es la Sta. Barberá quien hace las expropiaciones y marca sus precios. Nada de eso. Los valores de expropiación los elaboran técnicos concretos que tienen la formación, la responsabilidad y la exclusividad para hacer estas valoraciones y, naturalmente, la obligación profesional de hacerlas correctamente. Valorar en menos de 50.000 € una vivienda en Valencia es, por decirlo irónicamente, una broma de mal gusto. Ni en Valencia ni en el Cabanyal se encuentran viviendas por menos de 100.000 €. Se puede alegar que estas viviendas son modestas, antiguas y lo que usted quiera. Pero en el Cabanyal, las viviendas parecidas, si no iguales, que NO van a ser expropiadas, no se venden por menos de 100.000/150.000 €.
Los Colegios Profesionales en el que están inscritos los técnicos que han firmado estas valoraciones, podrían revisar la "calidad" de las mismas y analizar si estas valoraciones son resultado de una praxis profesional incorrecta y, en su caso, tomar las medidas disciplinarias oportunas. Porque los valores propuestos para estas expropiaciones son valores de EXPOLIACIÓN y no de expropiación. Y puede ser que los técnicos con competencias legales para hacer estas valoraciones expoliadoras no sean, en realidad, lo suficientemente hábiles y "competentes" (aquí por competentes entiendo habilidad profesional, saber hacer) como para hacerse cargo de este trabajo concreto.
Detrás de este comentario, sobre un ejemplo actual de la mecánica expropiatoria/expoliadora que rige la evolución de las ciudades y del territorio, subyace un comportamiento general de nuestra sociedad que consiste en aceptar sumisamente que las expropiaciones que realizan las Administraciones se pueden hacer con métodos medievales y, de hecho, de rapiña: se coge el suelo que hace falta, cuando se quiere y se paga al precio que se quiere pagar. Posiblemente, consideran a los expropiados como un grupo social minoritario, egoísta e insolidario que se niegan a ceder al común de los vecinos unas casas viejas que no valen nada entorpeciendo el desarrollo glorioso de la ciudad y, en el caso que nos ocupa, impidiendo arteramente el paso a la ciudad de Valencia que avanza en marcha triunfal hacia la playa. (Eso sí, dando un giro postinero para no tropezar con el Hotel de Las Arenas, faltaría más).
En todo caso, este es un problema menor, que afecta a unos pocos ciudadanos y del que nadie se acordará dentro de unos meses. Tenemos cosas más importantes en que pensar y que hacer. Eso es el coste del "progreso". En fin, contarles esto es un mero comentario post vacacional sin mayor importancia. Pero mañana puede ser usted quien vea que alguien –un técnico competente, por supuesto- ha decidido –sin preguntarle a usted- que su casa es un buen lugar para hacer un jardín para así "esponjar" el barrio, o para un aparcamiento o lo que se le ocurra.
Y usted será expoliado legalmente
y sólo le quedara lamentarse y el triste derecho al pataleo.
* Universitat
Politècnica de València
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